Carlos Mujica fue acribillado por un Comando de la Triple A un 11 de mayo de 1974, al salir de dar misa en Villa Luro, Buenos Aires. A 46 años de ese asesinato compartimos recuerdos que construyen la figura del “cura de los pobres”.
Angela de Mico es militante del Abuelazo en Bariloche y compartió momentos de militancia cristiana y social con Carlos Mujica.
Escuchá su testimonio:
El cura Carlos Mújica visitó Bariloche en 1972, en ese viaje estuvo con parte de la militancia local de esos años y bautizó a niños y niñas. Entre las niñas bauitizadas estaba Patricia Chaina: barilochense, periodista y docente.
Escuchá el recuerdo de Patricia Chaina de aquella jornada histórica en la ciudad:
Por María Teresa Causa
Patricia,hija de una compañera de los 70s, fue bautizada por el padre Mugica durante su estadía en Bariloche. Tendría unos 6 años y en la misma ceremonia también fueron bautizados otros chicos del pueblo.
Ada, era estudiante del Instituto de Física, recién llegada a Bariloche en 1973. Recuerda:
Una misa en la capilla San Ignacio de Loyola.
Una función del Cine-Club del Centro de Estudiantes del Instituto Balseiro. No recuerda cuál fue la película pero sí que hubo un debate muy intenso al final.
Una charla sobre alfabetización con un grupo de estudiantes interesados en ayudar a los trabajadores del Centro Atómico que no habían terminado la escuela primaria.
Elenita, graduada del Instituto Balseiro (promoción 1972) y militante peronista recuerda que, estando ella en Buenos Aires, tuvo a su cargo entregarle en mano el pasaje de Austral para el viaje a Bariloche. El punto de encuentro fue una radio donde el cura Mugica tenía un programa.
Mugica se alojó dentro del predio del Centro Atómico. Desde allí con nuestro Citroën 2CV hacíamos de transportistas. Lo llevamos a un montón de lugares por el alto de Bariloche. También a reuniones con militantes populares.
Me llamó la atención la facilidad de trato, sobre todo con los compañeros de los barrios; rápidamente entraba en confianza usando historias conocidas para explicar en qué consistían principios como lealtad y solidaridad. En alguna de las charlas el ejemplo fue el caso (del que mucho se hablaba en esos días) del paraguayo Mercedes Ramón Negrete y su compañera Fabiana (*), habitantes de una villa de la ciudad de Buenos Aires. Cuando Negrete, por un golpe de suerte, ganó el PRODE, abandonó a Fabiana. Esto para Mugica era un ejemplo sencillo para trasmitir lo que significa el compromiso en la pareja, más allá de los “papeles”. En ese momento había una noción mucho más conservadora y formal de la familia. Mugica rompía con estas ideas.
Fue impactante para los compañeros de los barrios. Recuerdo algunos relatos. Contaban con gran asombro que nunca antes habían escuchado a un cura como éste. Sentían que se había internado en el barrio, que los conocía a todos. Parecía que –de alguna manera- Mugica había entrando al interior de sus propias casas. Ellos siempre pensaron que la religión era otra cosa; no era para la vida cotidiana y los problemas domésticos y de pareja. Evidentemente no había en Bariloche -en esos años- curas que respondieran a las ideas de su Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.
Nos regaló a todos ejemplares de su libro “Peronismo y Cristianismo”. Debe haber varios en casas de Bariloche con una dedicatoria de este cura tan especial. El mío pasó por muchas manos, tantas que ahora lo busco y no lo encuentro…
María Teresa Causa