Pibas y pibes reclamaron respuestas al equipo directivo del CET Nº2 de Bariloche por denuncias de abusos sexuales que se dan hace más de 4 años.
Las clases terminaron, pero el lunes después del mediodía un numeroso grupo de estudiantes se plantó en las puertas del Centro de Educación Técnica Nº2 de la ciudad para denunciar y acompañar a chicas y chicos que habían sufrido abuso sexual en esa escuela.
Pasadas las dos de la tarde comenzaron acercarse pibas de otros colegios, actuales y ex estudiantes del CET 2. Pañuelos verdes en las mochilas. Algunas remeras de Lobo Suelto, las pibas siempre bancando. Carteles con la leyenda Yo Si Te Creo. Varones. Compañeros y novios. La idea era entregar un documento a las autoridades de la institución para reclamar respuestas frente a los reiterados casos de abusos denunciados en ese colegio. La vicedirectora del turno tarde junto otras autoridades salieron a explicar que recibieron las denuncias y que el único camino a seguir era la justicia. Que la escuela no podía hacer nada y que le corresponde al Consejo Escolar de Educación determinar qué hacer con los acusados.
Pero las pibas no se quedaron calladas, de a una se fueron escuchando sus denuncias, apellidos de profesores, el aviso a los gritos de que dan clases en otras escuelas y las escenas se repiten. Sin embargo, la respuesta siguió siendo la misma. Llegó más tarde, al debate público en la vereda, el director del colegio y habló sobre más de lo mismo: la imposibilidad de las autoridades escolares de hacer algo frente a estas situaciones.
¿Cuáles son los protocolos en los colegios frente a las denuncias de abusos sexuales? ¿Qué hace el Consejo Escolar de la provincia en estos casos?
En una institución que se mueve en el marco de un sistema patriarcal, como la escuela, sigue siendo la víctima el foco del asunto y no los victimarios. Las pibas tienen que llenar actas, contar su historia a docentes, preceptores, psicólogos y seguir un camino judicial que muchas veces desconocen. Mientras tanto el docente sigue en las aulas, libre de abusar, en cada instante y cada día, de otras y otros pibes.
Es momento de transformarlo todo. Que se empiece por los protocolos de denuncias de abusos sexuales y se aparten a los acusados de ámbitos educativos.